Kafka vive
Kafka vive
Kafka tenía una obsesión por la administración y su, en muchas ocasiones, absurda burocracia. Teniendo obras magnas como “El proceso” o la menos conocida pero igual de funcionariamente pesadillesca, y muy superior, “El castillo”, donde un pobre y abnegado trabajador intenta llegar a un castillo en la colina de un pueblecito para cumplir su deber, pero un sinfín de trabas burocráticas de lo más surrealistas se lo impide, convirtiendo esa meta, la de hacer su trabajo y por culpa de la burocracia, en algo casi imposible.
¿Por qué empiezo este artículo así? Sencillo. Estos días me he sentido como K., el protagonista de las novelas antes citadas. Luchando contra escollos del sistema, absurdos, y enfrentándome a funcionarios que de ninguna de las maneras quieren que se les presente al Sr. Sentido Común.
Los hechos.
Hace unos días, nuestra empresa, una sencilla SCP de dos socios, recibe una notificación de Hacienda, no encontrando nadie en la dirección de entrega el cartero deja notificación para ir a recogerla a las oficinas de correo. Hasta aquí nada extraño.
Como socio de la empresa, y por tanto representante legal de la misma, cojo todos los documentos que me acreditan como tal (DNI, CIF Empresa, Acta de constitución, etc.) y me dirijo a la oficina de correos. Llegado a este punto del relato de los hechos teatralicemos en este punto la conversación para hacernos una mejor idea:
– Buenas tardes, tengo que recoger un certificado de la empresa, tengo todos los papeles aquí, ¿Qué necesitáis?
– Que el resguardo de correos este sellado con el sello de la empresa.
– Ya, pero somos una SCP y no es obligatorio tener sello. Soy el representante legal, y tengo todos los papeles aquí, ¿Qué necesitas ver para poder recoger el certificado?
– Nada. Solo que el resguardo de correos este sellado con el sello de la empresa.
– Ya, pero somos una SCP y no es obligatorio tener sello. Soy el representante legal, y tengo todos los papeles aquí, ¿Qué necesitas ver para poder recoger el certificado?
La conversación se puede alargar ad infinitum, pero sin resultado más allá de lo leído. No hubo manera alguna de que entendiera que las SCP no necesitan sello, pero que podía demostrar con todos los papeles que quisieran que era el representante legal de la empresa.
Nada, sin sello no me daban nada.
Contra el surrealismo el hiperabsurdismo.
Salgo de correos con la sensación de haber representado un capítulo de “El castillo”. Con esa sensación de alineación de los personajes, que se dan cuenta que la burocracia es un abominable ser vivo y que, o cedes ante sus absurdos mecanismos o quedas fuera del sistema.
Y entonces la revelación. Combatir el fuego con dinamita.
Las normas de correo dicen que ha de estar sellado por la empresa. Pero no hablan de la realidad intrínseca del sello. Este podría estar hecho de caucho, de patata, ser un lacre de cera como hace siglos, ser uno del happy meal, o ser mi impresora. Solo ha de contener la razón social y el CIF, lo demás a gusto del consumidor.
Así que decido imprimir mi propio sello en casa, usando la impresora, sobre el resguardo de correos. Y Para verificar la absurdidad de todo junto, aparte de la razón social y el CIF pongo una coletilla como recuerdo para correos, “HATING THE POSTAL COMPANY”.
Al día siguiente y para rizar aún el hipersurrealismo del asunto, mi mujer, mi cuñada y mi suegra (ninguna trabajadora de la empresa) llevan el resguardo a correos, “SELLADO”, y recogen la carta certificada de hacienda, para mi empresa, que yo con todos los papeles que demostraban que yo era el representante legal, el día anterior no puede recoger…
Absurda conclusión
Repaso los hechos y efectivamente nada tiene sentido. Para recoger un sencillo paquete de correos, de cualquier valor, incluso sin ninguno, necesito como persona física mostrar mi DNI o pasaporte, firmar, etc. Pero para recoger una carta certificada de Hacienda para una empresa, por ejemplo, con todo lo que ello implica, después de todo el desatino anterior solo ha sido necesario el resguardo “SELLADO” como he explicado, y ha sido recogido por una persona ajena a la empresa…
Correos debería revisar muy seriamente su política de personal, que son los que “malinterpretan” la ley de una manera clara, flagrante y muy peligrosa.